ENTRE TANTA GRIETA Y DIVISIÓN.
Nos comportamos como si nuestra existencia fuera eterna, como si nos lleváramos bienes y los ideales más radicalizados, olvidando que este soplo milagroso que llamamos Vida, que tiene tantos encantos que perdemos de vista por la ceguera de los idealismos y que cuando queremos darnos cuenta es tarde, nos hemos pasado la misma con el tronco puesto en el ojo y sin disfrutar el bosque. Para eso hay que aprender a respetar cualquier diferencia y tratar al prójimo como tal. Dejo aquí una enseñanza de carácter divino, que espero nos haga reflexionar todo lo posible.
Nos comportamos como si nuestra existencia fuera eterna, como si nos lleváramos bienes y los ideales más radicalizados, olvidando que este soplo milagroso que llamamos Vida, que tiene tantos encantos que perdemos de vista por la ceguera de los idealismos y que cuando queremos darnos cuenta es tarde, nos hemos pasado la misma con el tronco puesto en el ojo y sin disfrutar el bosque. Para eso hay que aprender a respetar cualquier diferencia y tratar al prójimo como tal. Dejo aquí una enseñanza de carácter divino, que espero nos haga reflexionar todo lo posible.
¿Quién es nuestro prójimo?
4. A diferencia de los líderes religiosos de su tiempo, ¿cómo reflejó Jesús la manera en que Dios ve a la gente?
4 Algunos líderes religiosos del tiempo de Jesús enseñaban que los judíos solo debían llamar “prójimo” a sus compatriotas o a sus amigos. En cambio, Jesús reflejó a la perfección la manera en que su Padre ve este asunto (Juan 14:9). Una de las cosas que les mostró a sus discípulos fue que Dios no favorece a ninguna raza o nación (Juan 4:5-26). Tiempo después, el apóstol Pedro percibió gracias al espíritu santo que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hech. 10:28, 34, 35). Por lo tanto, debemos ver a toda la gente como nuestro prójimo y tratar a todos con amor, incluso a quienes están en nuestra contra (Mat. 5:43-45).
chnn
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