jueves, 25 de febrero de 2016

Un grave problema que persiste en el tiempo

El   Fanatismo


                                       Tal como lo cuenta la historia, el fanatismo es un grave problema, que amenaza y pone en jaque a muchos millones de personas, este inconfeso proceder no viene de la luz y la verdad, es algo, que se oculta, se disimula y aparece en su real dimensión cuando el momento es sumamente favorable. Este flagelo que se adentra en el hombre mas por emociones que por razones, hace que la Convivencia y la Paz se conviertan en utopías para los humanos,  muchas de sus acciones son terribles, muy desgraciadas y son tapas de diarios de todo el mundo muy habitualmente, quiero dejarles unos conceptos de estos destacados pensadores que iluminaron la historia del hombre y que refleja de manera imperdible la pagina Dialnet.El Fanatismo una Perversión del Narcisismo e que dice  lo siguiente.
                                       En este estudio, Voltaire, Rousseau y algún
otro serán los guías de un viaje al infi erno del
fanatismo. Ellos fueron hombres que lo conocieron,
lo padecieron y lo combatieron, en
algunas ocasiones, con mucho riesgo personal
y graves perjuicios. Ambos descubrieron, del
mismo modo que Hume, un conocido suyo,
que si se analiza el subsuelo del fanatismo, se
observa que en el trasfondo de este fenómeno
social e individual, existe un funcionamiento y
un carácter hostiles a la Ilustración, hostiles a la
consideración de la multiplicidad y la complejidad
humanas. Siempre ha habido un combate
entre Ilustración y Fanatismo. Al mismo tiempo,
en todas las épocas en que han fl orecido la
Ilustración y el Humanismo, los partidarios de
la tolerancia han considerado que el remedio
frente al fanatismo consiste en la extensión
de aquella y el cambio personal. O, también,
en cambios en el gobierno de los ciudadanos.
Es posible que todo ello sea verdad, pero, por
desgracia, el fanático es incapaz de aprender y
menosprecia la instrucción y el cambio, tanto
en sus actitudes como en sus convicciones.
***
Existe un trastorno del carácter, una manera
de ser ciertamente anómala por el dolor
y el daño que ocasiona, que está bastante
extendido. Me refi ero al carácter soberbio, a
la personalidad desmesuradamente egoísta
y ególatra, esto es, al Narcisismo. Cuando el
narcisismo de las personas o de los grupos
es excesivo, entonces creen, piensan y sienten
que cualquier modifi cación o evolución propia
es peligrosa. Por consiguiente, esperan
siempre que el cambio sea el ajeno, de manera
que para el narcisista el que debe cambiar
tiene que ser el otro en el sentido de mejorar,
ser compasivo o indulgente y demás cosas
favorables para él.
Acerca de este particular, el fanático puede
ser peor, huye del cambio personal. Por esta
poderosa e interesada razón, en lo relativo al
cambio propio, propongo considerar que en el
fanático el motivo de su actitud y de su obrar
es la presencia de un poderoso componente
narcisista. Al igual que en el individuo singular,
también en el seno de la comunidad, si el
fanatismo se extiende, se observa, entonces,
un potente narcisismo del grupo infl uyente.
No es raro, por ejemplo, que en cualquier
comunidad o en los grupos institucionales
convivan sectores que se tengan por escogidos
y se sientan exquisitos. De ordinario, éste
suele ser el grupúsculo que ejerce el poder,
o tiene la pretensión de hacerlo, en el marco
del grupo general. A veces, el subgrupo que
se cree investido de una facultad misional no
llega a ser groseramente fanático -aunque
puede llegar a serlo-, pero siempre es narcisista;
en tales casos, el fanatismo está latente,
disimulado u oculto, quizá, tras una máscara
de buena educación, un trato cortés y hasta
afectado e, incluso por momentos, adulador e
hipócrita. ¿No es frecuente, acaso, que suceda
así en la mayoría de los grupos políticos o en
los grupos de todo tipo cuando suelen hacer
política? El narcisista o el grupo narcisista, a
veces en el camino del fanatismo, se delata
por su falsedad e hipocresía, y, además, lo descubre
la ostentación con la que hace público
sus principios, que suele exhibir de forma impúdica
pero que nunca examina o discute de
manera crítica. Si alguien se atreve a hacerlo,
es combatido por impuro y perseguido, a veces
de manera encubierta y cobarde, con la
pretensión de discriminarlo o anularlo, o, por
lo menos mantenerlo olvidado y muerto para
la comunidad.


                               Es importante ´´Priorizar La Verdad´´ como para llegar a La Paz, pero también es gran aporte en mi modesto entender, marcar las cosas que ponen en peligro la convivencia entre los hombres. Hasta la próxima.
                                                                            chnn

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